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domingo, 21 de noviembre de 2010

Capítulo 5.








El resto de la semana pasó sin mayor importancia. Lo único que merece la pena recordar, y que aún así no es de mi agrado, son las broncas continuas que empezaron a surgir en mi casa, gracias al excesivo trabajo de mi padre, algún que otro examen suspenso mío, los desastres de mi hermano… Y eso provocó la tristeza de mi hermana pequeña, a la cual le oía llorar de vez en cuando por las noches desde mi habitación. Yo prefería pasar el menos tiempo posible en casa para no escuchar gritos continuos. De todas formas, el viernes fue el peor día en relación con todo el resto de la semana. Tenía que poner cara de cordero degollado y conseguir ir a la fiesta, no podía faltar ni por asomo. Al final me dejaron, pero a la vez no pude evitar sentir pena, teniendo en cuenta que mi padre se iba otra vez el sábado por la mañana. En cuanto a Adrián… Se supone que tenía que aprovechar el máximo tiempo posible con él, pero hice exactamente lo contrario, le esquive todo lo que pude y más. Le quería, mucho, y tenía que conseguir olvidarme de él, si no, a la larga lo iba a pasar peor, sobre todo teniendo en cuenta lo asombrosamente encantador que se estaba volviendo. El sábado me levante bastante pronto para despedir a mi padre. Después mi madre se fue a trabajar, y un rato más tarde Alba Celia y Jimena, mis mejores amigas, vinieron a comer a mi casa para luego prepararse e ir a la fiesta. No sabía mucho en cuento está, exceptuando que iba a ir a tocar un grupo de amigos de Adrián, o eso me habían dicho, y de alguna gente que iba a ir. A mi hermano le agradó bastante la idea de que estuviesen mis amigas, o mejor dicho, Alba. Él también iba a ir a la fiesta así que tuvimos que llamar a una niñera para que se encargase de Cristina hasta que llegase mi madre. A las nueve, tras tres horas de vestirnos, o mas bien de pensar en que ponernos, salimos de casa y fuimos al local en el que estaba la esperada fiesta.
-Te echaba de menos, Nora -dijo Adrián al verme entrar en la fiesta.
En el fondo del local podía verse un escenario en el que iba a tocar el grupo en cuestión. No estaba muy adornado, solo tenía unas cuantas luces de colores, y un gran mural en el que había una gran foto de Adrián con todos sus amigos y amigas de cuando tuvo un accidente y estuvo en el hospital. Supongo que escogería esa foto por que fueron de los días en los que más le apoyamos, y en parte, porque es de las únicas fotos en las que salimos todos. En el lado derecho había una gran barra en la que había ya sentadas dos camareras y un grupillo de personas, y a la izquierda había unas escaleras que daban lugar a una pista reservada para bailar y los baños. En definitiva, estaba bastante bien, la función era estar con los amigos, pasárselo bien, y despedirse de Adrián.
-Más de menos te voy a echar yo, y no me quejo.
-En realidad, sí te quejas -dijo riéndose, -Nora, tenemos que hablar.
-Claro, dime.
-Vamos a un sitio más tranquilo.
Yo acepté, lo peor que pude hacer.
-Nora, escúchame bien, y entiéndelo de una vez, te quiero.
-Yo a ti también, ¿y?
-No, Nora, te quiero, de otra manera.
Me empezó a latir el corazón a mil por hora. El se fue acercando poco a poco con una relativa rapidez, hasta que llego el momento más esperado desde hace muchos años, pero el menos deseado desde hace días, me besó.
-Adrián, no -dije apartándome bruscamente de él -¿Cómo me puedes hacer esto? Una parte de ti sabe perfectamente lo que siento por ti, por favor, no me lo pongas más difícil. Te vas mañana, joder Adrián, te vas.
-Pero no puedo hacer nada.
-Sí, te lo acabo de decir, lo que puedes hacer es ser mi amigo, no me hagas sufrir más aún, por favor.
Los dos sabíamos que si él me besaba yo le iba a besar, le iba a corresponder, y en ese momento sería la persona más feliz del mundo, pero solo en ese momento. Él era mi manzana prohibida de Adán y Eva y a su misma vez la manzana envenenada de Blancanieves.
En ese mismo momento vimos llegar a un grupo de chicos de los cuales ninguno me resultaba familiar. Llevaban consigo guitarras, baquetas, y un numero indefinido de maquinas las cuales no sabía muy bien para que servían.
-Eres Adrián, ¿verdad?
-Sí, tú supongo que serás Alex.
Se dieron un apretón de manos y Alex procedió a presentarle a Adrián a todos sus acompañantes.
-¿Y no nos presentas a tu novia?
-No soy su novia, -intervine -Nora, encantada.
Adrián me fulminó con la mirada. No le molestaba que yo no fuese su novia, si no que a mi me disgustase tanto la posibilidad de llegar a serlo.
-Encantado. Vamos a prepararlo todo, y en seguida empezaremos a tocar.
Todos entraron, menos Adrián y yo. Me sentía incomoda, cosa que nunca me había pasado con él, y eso me molestaba. No podíamos romper nuestra amistad así por así, por un simple beso, por esa noche, la última que iba a pasar con él en mucho tiempo.
-Todo olvidado ¿vale? Anda vamos a dentro, nos espera una larga noche.
Tras decir eso los dos entramos y nos perdimos entre la gente. Yo me dirigí hacia la barra, tenía que olvidarme de todo por lo menos por esa noche, y para eso decidí ir por el peor camino, no me importaba.
-Un whisky, doble.
­-Que sean dos -dijo una atractiva voz masculina.
-¿Y tú eres? -Dije intentando recordar quién era.
-No me lo puedo creer, ¿me acabas de conocer y ya no sabes quien soy? Una de dos, o te tomaste muchos de esos,  -dijo cogiendo su vaso -o tienes que ir al medico a mirártelo, tienes síntomas muy acusados de alzheimer.
-No eres quien de darme leyes morales, uno, estas bebiendo exactamente lo mismo que yo, dos, ¿no deberías estar ahí arriba tocando?
-Prefería tu grata compañía, pero a decir verdad puede que me necesiten, ya me estarán echando de menos, y cuando me vaya tú también lo harás.
-Creído.
-Me acabarás adorando, lo se.
Me guiñó un ojo y se fue, subiendo de un salto al escenario. Empezaron a prepararlo todo rápidamente y empezaron a tocar. El era uno de los guitarristas y el vocal. Tenía una voz única, embaucadora. No podía separar la mirada de él. Era muy guapo, de estatura media. Tenía el pelo castaño claro, alborotado y con flequillo. Debajo de este se encontraban unos perfectos ojos azules verdosos, bastante oscuros. 
Me acabarás adorando, arrogante. Pero me encantaba, se acababa de ir, y lo que era peor, le acababa de conocer, y ya le echaba de menos. Cantaba genial, era una voz muy especial, única, y le sabía dar un toque especial, y todo acompañado de la guitarra eléctrica. Era bueno, muy bueno, y yo no podía seguir mirándole, así que decidí ir a bailar.
Por el camino me encontré con Jimena, la cual estaba con un chico que no sabía quien era, y probablemente ella tampoco. Me hizo señas indicando que luego me lo contaría y yo seguí hacia delante con el vaso en el aire y bailando, hasta que encontré a Celia y Alba. Estaban con tres chicos, de los cuales solo conocía a uno. Me presentaron a los otros dos, y uno de ellos me invitó a bailar. Sin pensármelo dos veces acepté, bebiéndome todo de un trago. Olvidar, solo tenía que hacer eso.
El grupo hizo una pausa y Alex se acercó a mí. Me invitó a otra copa. Solo tenía que cumplir un objetivo esa noche, olvidar, así que acepté. Volví a bailar, esta vez con él. Me dijo que no volvería a tocar esa noche, podían prescindir de él. Le di mi número de móvil. Otra copa más. Olvidar.
-Venga, otra más, solo una más.
-Nora, no. Ya es suficiente por hoy.
Adrián me agarro del brazo y me acercó a él, y sucesivamente me llevó a un sitio más tranquilo, echándole una mirada fulminante a Alex.
-¿Qué haces? Me lo estaba pasando bien
-¿Llamas a eso bien? Mírate por favor.
-No tienes ninguna clase de autoridad sobre mi Adrián, tenlo muy claro.
No se muy bien si fue por los efectos del alcohol, o por las ganas que tenía de soltar lo que pensaba, pero por fin le dije lo que sentía. Que no tenía derecho a tratarme así. No podía esperar que yo cayese rendida a sus pies, que llevaba años intentando que se diese cuenta de mis sentimientos, pero no pareció hacerlo hasta esa última semana. Era su último día allí y no quería que acabase mal, pero tenía todas las papeletas.
-Vale, lo siento. No lo he hecho del todo bien, pero lo he intentado.
-Pues, la has jodido -dije suspirando, era mi amigo, y al rededor de 10 años  juntos no podían acabar así, pero sentía como si no le importase lo que pudiese pasar despues.
-Lo siento de verdad, joder eres mi amia -dijo en un susurro.
-Como siempre, -le mire y vi en sus ojos al mismo niño que conocí con 6 años, con su misma inocencia y bondad, el mismo niño con el que jugué, el que me vió crecer y al que vi crecer, ese al que le conté mi primer beso, que era capaz de decirme las cosas tal y como eran, en definitiva, le vi tal y como me enamoré de él, perfecto. 
-Esta bien, ven y dame un abrazó -le dije casi a gritos e intentando sacarle mi mejor sonrisa.
Y así lo hizo. Le prometí que no bebería nada más esa noche, y volvimos a la fiesta. Él solo quería cuidar de mi tal y como lo había hecho siempre, y yo me sentía culpable por haberle tratado así. No volví a ver más a Alex, pero no me daba importaba, tenía que aprovechar el tiempo con Adrián. A las seis la gente empezó a marcharse, y por fin, a las seis y media, nos fuimos Adrián y yo. Se me doblaban las piernas solas y casi no era capaz de mantenerme en pie, estaba agotada. Como un ritual, me acompañó a casa, pero esa fue la vez que más me costó despedirme de él, fue peor de lo que esperaba. Se iba, no era un sueño, ni una broma de mal gusto. Me prometió que me llamaría todas las semanas, que me contaría todas las novedades y que vendría lo antes posible a vernos de la forma que fuese. Ese sería nuestro último abrazo, nuestra última noche. Cuando subí a casa no pude evitar romper a llorar. Estaba muy cansada, así que no tardé mucho en dormirme sumergida en un mar de lágrimas, escuchando el molesto pitido de mi móvil, indicando la llegada de un mensaje, como último sonido de esa noche.

1 comentario:

  1. Buena intervención de Álex. Aparentemente parece el tipico chico duro, pero seguro que luego es un trozo de pan, xD

    Esperaba un poco más de tensión entre Nora y Adrían después del beso y eso, no sé, me ha parecido un poco flojo teniendo en cuenta como se siente ella respecto a él.

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